Sin embargo con el tiempo mi "precio tope" subía, y cada vez caían juegos más exclusivos, hasta que llegó un día que me dije "oye pues habrá que probar qué se siente con un cartucho MVS hecho polvo y listo para jugar"... y comencé a comprar algunos títulos sueltos, sin artes ni caja, lo cual me ahorraba tener que preocuparme si dejaba dedos en el cartucho AES de rigor. Por no mencionar el precio. ¿un metal slug original suelto, a 40 euros? ¡¡dame cuatro!!
De los juegos que tengo, destaco el KOF96 y 97, Shock Troopers, Blue's Journey, Fatal Fury Special, SpinMaster, Aero Fighters 2... joder, pero si algunas pegatinas ni se pueden leer de lo reventado que está exteriormente el cartucho... ¡¡qué más da!!

Y empecé a jugar más con la candy, que con AES. Tras un tiempo, ésta casi se ha convertido exclusivamente en el centro de ocio, desvirtuando la colección AES que finalmente ha quedado (tristemente) relegada a un mero papel de adorno caro. No sólo me divierte mucho más ponerme con las palancas y botones que emulan las recreativas de los 90, sino que no me preocupa que por ejemplo (esto me pasó) un cartucho suelto del Shock Troopers se me caiga al suelo aceitoso de un párking, lo limpie un poco y lo siga disfrutando como si nada pasase, sin importar estados o... moléculas sucias, etc etc.
Encuentro que el MVS y una recre o candy, son el tándem perfecto para realmente disfrutar jugando. Algo que no me esperaba nunca. ¿Supone esto una evolución dentro del espíritu jugón del coleccionista AES? ¿Es una parada obligada que para unos es temporal y para otros es permanente? ¿Os ha pasado algo parecido con el tiempo? Desde el punto de vista coleccionable quizás no se pueda comparar una colección AES y una MVS, pero jugablemente... la cosa quizás cambia.