Cuando en 1994 irrumpió en la escena el título Windjammers, el panorama arcade fue testigo del renacimiento de un género deportivo olvidado, muy parecido al tenis, el cual vio la luz años atrás gracias a Pong (Atari, 1972). Supuso un gran éxito de Data East, y era de suponer que otras third-parties como Visco, no querrían quedarse atrás.

Tuvieron que pasar cuatro años para poder ver otro juego de este género tan peculiar en la placa de SNK. Battle Flip Shot nos presenta un planteamiento muy similar al juego del frisbee. La historia nos cuenta que en un futuro próximo, se ha creado un campeonato del deporte de balón que en ese momento domina sobre los demás. En este deporte, dos jugadores se enfrentan en una pista, y deben impactar el balón en el mayor número posible de dianas para poder vencerlo. Los participantes, los cuales son presentados en la intro del juego, son los siguientes:

Por tratarse del año en el que salió, y teniendo en cuenta el trabajo que se estaba realizando para sacar todo el potencial de la consola (The king of Fighters '97, Shock Troopers...), los gráficos están bastante conseguidos, pero no llegan a la altura de lo visto en otros títulos. Es cierto que el uso de colores muy vivos le dan una cierta personalidad apropiada para el género, haciendo que tenga un acabado muy vistoso, pero no será recordado por ser innovador en este aspecto. Los sprites están detallados y tienen poca pixelación, y sus movimientos se caracterizan por tener unas animaciones muy fluidas y trabajadas. Las referidas a las burlas a veces incluso servirán para sacarle una sonrisa al jugador.

Los escenarios por su parte son igualmente de calidad, aunque en cierto modo no distan demasiado de lo visto en Windjammers. No son muchos en total, aunque algunas localizaciones llaman la atención sobre el resto, como por ejemplo el minicampo de fútbol. Aún así, la sensación será que todo esto ya se ha visto con anterioridad.

Las ilustraciones por su parte tienen un acabado extraordinario, y su diseño claramente está basado en el manga. Es tan elaborado el trabajo de Visco con estas artes, que se tomó la libertad de ofrecernos tres diferentes por personaje, algo muy pocas veces visto en un juego, siendo lo normal que se nos muestre una sola. Aquí podremos ver una durante la intro, otra en la selección de personaje y una tercera si competimos en el modo versus. Una más nos espera si llegamos al final, la cual nos mostrará a todos los personajes juntos.

Tiene un apartado sonoro que en relación a la composición, no llama la atención ni en lo positivo ni en lo negativo. Son músicas de ritmos acelerados, muy en la línea de lo que debería ser un juego arcade, y ambientan muy bien los partidos, pero no esperemos ritmos pegadizos, pues son músicas que simplemente se dedican a complementar al apartado visual, de forma muy correcta, eso si. El problema es el escaso número de canciones, tan sólo dos, y lo breve que resulta cada melodía completa, lo cual hará que estemos una y otra vez escuchando la misma música durante lo que dure el partido. No hay demasiadas fases, así que indirectamente ese aspecto se encarga de hacer que no nos resulten monótonas. En el modo versus es cuando quizás nos resulten algo pesadas si jugamos muchas partidas seguidas.

Los efectos no destacan sobre el resto del apartado sonoro. Los golpes, los impactos, efectos especiales con el balón, el silbato etc, crean la suficiente ambientación que se podría pedir, pero sin más pretensiones. Incluso la única voz que escucharemos será la propia de speaker anunciando los rounds. Este detalle afecta negativamente a los personajes, ya que pierden cierto carisma que siempre le otorga una buena pista de voz.

Nos alejamos de los patrones dictados por Windjammers, presentándonos una alternativa bastante curiosa. En este caso, nos enfrentaremos en seis partidos a una serie de rivales (incluyendo el final boss, un jugador capaz de realizar cada una de las técnicas del resto de jugadores) en una pista la cual tendrá a ambos extremos, una serie de dianas, las cuales cambiarán de aspecto en función del jugador en pista. Nuestro objetivo será el de tratar de impactar el balón en el mayor número de dianas posible de nuestro rival, e intentar que no hagan lo propio con las nuestras. Ganará aquel que gane dos de tres rounds, y cada round finalizará de dos maneras posibles, bien porque todas las dianas de un jugador han sido golpeadas, o bien porque el cronómetro ha llegado a cero. En este caso, ganará el jugador que más dianas haya derribado.

El control del personaje se lleva a cabo con tres botones:

Hay que señalar que el balón lo podemos lanzar tan sólo con hacerlo rebotar en nuestro cuerpo, al más puro estilo Pong, sin embargo el juego nos añade la posibilidad de lanzarlo con fuerza, lo cual tiene un efecto gráfico muy vistoso y medianamente diferente según el personaje que hemos seleccionado. La única pega es que en realidad no deja de ser en la práctica un tiro normal con efectos visuales, lo cual acabará siendo algo secundario en lo que a la jugabilidad se refiere. De hecho este problema se puede extrapolar a toda la plantilla en general, pues si en Windjammers teníamos velocidades, potencias o efectos muy diferentes entre jugadores, aquí en realidad es indiferente el personaje que uno elija, pues la habilidad, efectos o velocidad son siempre los mismos.

Tal como ocurría en el título de 1994, vamos a disfrutar de un modo individual bastante corto pero muy intenso, pues la velocidad del balón es tal, que apenas podremos despistarnos un solo segundo si no queremos ver una diana menos en nuestro lado. Si nos gustan los retos, se añade además el botón para hacer alguna burla al contrario, lo cual nos dará puntuación extra, pero es tan arriesgado que no se usará con frecuencia, quedando relegado a algo anecdótico. Relativo a la velocidad, decir que hace que el título tenga una dificultad elevada, aunque con unos controles tan directos no nos costará demasiado tiempo habituarnos.

Como punto negativo nos encontramos con que la jugabilidad está implementada de tal manera que la mayoría de rounds se nos harán bastante largos, al ser muy complicado tumbar la última diana del contrario. Esto provocará que muchas veces el partido lo acabe decidiendo el crono al llegar al límite de tiempo, dejándonos en cierto modo con la sensación extraña.

Por lo demás es muy correcto, no defraudará a quien busca acción sin complicaciones. A pesar de la gran velocidad en pantalla, acaba siendo muy divertido gracias a sus sencillos controles.

Son varios los problemas que hemos señalado, y que hacen que no supere a Windjammers a pesar de haberse programado cuatro años después. Sin embargo, esa sencillez es precisamente su atractivo, y ya sea en modo individual o versus, la diversión estará a la orden del día. Sin ser extremadamente rejugable, si nos gustó Windjammers entonces no debería faltar en nuestra estantería, como una buena alternativa que es.

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